Como no estoy de acuerdo con esa decisión porque creo que no es sensata y demasiado reivindicativa para el trabajo de un cooperante, me hizo reflexionar sobre el papel del cooperante como trabajador. Estos días además, después de varias charlas con gente diferente sobre la cooperación o incluso de gente que me pregunta qué hago pues me puse a pensar, ¿qué es ser un cooperante?

Hace un par de meses ya hacía una reflexión inicial sobre la cooperación en Bolivia pero si yo tuviera que contratar a alguien para dirigir un proyecto de cooperación y desarrollo buscaría a alguien que:

• Sea competente emocional. Básicamente que haya aprendido que todas las personas que se dedican a la ayuda, necesitan dejarse ayudar en la misma proporción
• Ser competente profesional. Que sea buen profesional en lo que haga. Ya sea un maestro o un ingeniero agrónomo. Da igual la profesión, lo interesante es contar con buenos profesionales.
• Ser capaz de dirigir un proyecto. En realidad gran parte del trabajo significa planificar y seguir un proyecto, al margen de que sea cooperación al desarrollo o no.

Nada diferente a un trabajador normal. Y ese es un problema que tenemos los cooperantes, a veces pensamos que somos especiales, que nuestro trabajo es más que el de otros. Ya había escrito yo en la revolución de los humildes que creo que tan importante es el trabajo de un mecánico de coches que la de un misionero en la selva. La cuestión es que cada uno haga lo que tenga que hacer y le haga feliz. Ser competentes.

El principal problema de los cooperantes es que a veces somos incapaces de gestionar los proyectos, a veces por falta de formación y experiencia, a veces por la complejidad de los proyectos de desarrollo.

Encontrar a una persona que tenga las competencias anteriores no es fácil.