Hace unos días nuestra hija cumplió dos años. Ya el primer año aprendía yo mucho de productividad. Y este año me he puesto a pensar todo lo que he aprendido de educación.
Y estas son mis 10 reflexiones:
- ¿Quién enseña a quién? Los padres pensamos que tenemos que enseñar a nuestros hijos (a ser como nosotros queremos). Pero la realidad es que los niños tienen vida propia y suelen ser mucho más competentes que nosotros. Especialmente a nivel emocional y sensorial. Son mejores maestros de lo que parecen (si se les observa). No es quien enseña a quien, es un aprendizaje mutuo, un acompañamiento
- ¿Cuándo se aprende? A medida que voy observando el aprendizaje de mi hija (y el mío), me voy dando cuenta de que se aprende en el momento que importa (lo que se llama aprendizaje significativo). Y hay que dar tiempo para que eso ocurra. No se sabe muy bien el cuando, pero cuando sucede ojalá la dejen en paz (que está aprendiendo). El verdadero aprendizaje se da sin prisas
- ¿Cuánto se tarda? Pues aprender de verdad yo creo que es una cosa al medio/largo plazo. Otra cosa es entrenar un niño (que diga números, letras, colores y cualquier otra cosa que puede hacer un monito). Aprender (de verdad) es un proceso personal (lo que se llama constructivismo) y que se va haciendo (construyendo) poco a poco. Se tarda lo que necesite y eso no se ve al corto plazo (el aprendizaje se va perfeccionando de forma cíclica y en diferentes momentos). No se aprende en un momento, son muchos momentos.
- ¿Cómo se aprende mejor? Jugando y Disfrutando. Pensar que se aprende sufriendo no tiene ningún sentido. Claro que es importante la cultura del esfuerzo (probablemente a partir de los 12 años) pero antes, cuanto más juegan, más aprenden. No hay que hacer un máster en educación para entender esto, sólo hay que verlo. Aprender tiene que ser placentero. Otra cosa es ser campeón del mundo.
- Un lugar para aprender. Para un niño de menos de 3 años su mejor aula es su nucleo familiar (si las condiciones lo permiten). No hay nada mejor. El contexto familiar tiene muchas cosas para jugar (p.ej una cocina), pero hay que dejarlos (con sentido común). Dejarlos a su aire en un espacio común (familiar) les da un lugar para aprender.
- Nada como el aire libre. El aire libre tiene un efecto relajante y está lleno de cosas interesantes (plantas, tierra, bichos, gente ...). Los espacios abiertos y el aire libre forman parte del paisaje familiar. Para aprender también hay que salir del espacio habitual.
- Ay la tecnología. Daba para un ensayo, pero por resumir: la tecnología es como el azúcar, una vez que lo prueban, ya es difícil competir. La tecnología es poderosa porque estimula varios sentidos a la vez y es interactiva. Eso lo hace muy golosa para los niños. Pero empacha y no es lo que toca ahora. Otra cosa es que a los padres nos convenga (porque los desconecta). Pero yo creo que cuanto más lejos mejor (con sentido común, claro, que no pasa nada a ratitos)
- Los límites son cosas de 2 (o más). Los niños tienen bastante claros los límites, de hecho tienen mucho más claro (y antes) el NO, que el sí. Y lo hacen bastante bien. El problema con los límites suele ser de los adultos (tanto respetar como hacerse respetar). Las relaciones son cosa de dos y para aprender te tienen que dejar en paz (respetar tus límites y respetar los del otro).
- Programada para Aprender. Una niña y yo diría que casi cualquier ser humano está programado para aprender. Y un niño es una etapa del ser humano al 1.000 % de sensibilidad y percepción. Todo está preparado para adquirir nuevo conocimiento. El estímulo viene de dar la oportunidad de aprender, no tanto de provocarlo. Mejor no impedir el proceso
- Menos hablar, más observar (el poder de los sentidos). Los padres nos obsesionamos en hablar de niños, y en comparar y en pedir opiniones. Hablar y comparar y criticar lo que otros hacen. Pero la realidad es que cada niño (y padre) es un mundo y viene, de serie, con todo lo necesario para entenderlo. Y lo que sirve para uno, no sirve para otro. Se trata de observar, probar y volver a observar (corregir). Entienden mucho más de lo que parecen. Y aprenden a entender y percibir su contexto mucho antes que a hablar. Por eso, aunque no hablen, si se les observa, se les entiende perfectamente. Todos tenemos que callarnos un poco para entender. Especialmente los padres.
Y ya sé que hay casi tantas teorías como padres y esta no deja de ser otra opinión más. Siempre va a haber mucho debate (y conflicto) sobre cómo educar a los hijos y es bueno que lo haya. Pero eso no es lo que me interesa a mí. Lo que me interesa a mí es aprender de mi hija para fortalecer a adultos (y profes) que eso es parte de mi trabajo.
Así voy aprendiendo de la mano de mi hija.
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