El Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil y el bosque en el que está situado es un lugar por el que he caminado mucho. Y nunca me canso de disfrutarlo. Hace más de mil años que está allí (literalmente, porque es de finales del siglo X) cerca del pueblo donde nació mi madre.
En ese mismo pueblo estaba yo el día de Navidad, después de una NocheBuena de familia y villancicos. Y a las 9 de la mañana abría la ventana y veía nevar. ¡Qué alegría!
Y ese mismo día, ya a la noche, me imaginaba lo peor (gallego). ¡Qué tristeza!
Y así, entre la alegría y la tristeza, vamos caminando por el sendero de la vida.
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Un puente al Infinito
Será que *me estoy volviendo viejo* pero estaba revisando unas fotos
de mi curso de verano en Berkeley [1] (¡y eso que ya fue *hace 7 años*
!). Pero resulta que salvo la foto de la portada [2] no había
publicado ninguna. Aunque tengo algunas del...
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